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Mostrando entradas de mayo, 2023

Ensayo sobre el loco de las setas, Peter Handke

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  Y en relación con esto también acabo de recordar que mi loco de las setas, de niño, también se imaginaba—aunque solo por momentos o quizás fuera una única vez— que tenía el poder de hacer magia. Creía sentir una fuerza mágica en su interior, en sus músculos, que en aquel momento se convertían en un único músculo: el músculo mágico. ¿Y cómo o qué era lo que quería hechizar o encantar? A sí mismo. ¿Y de qué manera? ¿Y para transformarse en qué? Lo que él quería, apretando todos sus músculos con todas sus fuerzas, era hacerse desaparecer, hacerse desaparecer ante los ojos de todos. Desaparecer ante los ojos de todos y, al mismo tiempo, seguir estando. No «estando allí», en aquel mismo lugar—eso no—, sino más bien seguir estando presente, más presente todavía, y además despertando el asombro de todos.

Ensayo sobre el Lugar Silencioso, Peter Handke

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QUEDARSE UNO SIEMPRE en este cuartito. Pero una mañana, como era de esperar, levantarse, vestirse, volver a la vida y a la comunidad de los sanos. Salir del aburrimiento de las sábanas blancas, de los bueyes y las vacas que rumiaban o dormían ante la ventana, de las copas de los pinos, una igual a la otra, a modo de horizonte siempre igual. (Sin embargo, durante aquellos días en los que estuve en la enfermería, al igual que mucho después en otra, con unos chismes eléctricos adheridos al pecho y viendo por la ventana un cementerio con las tumbas unas muy cerca de las otras, no me aburrí ni una sola vez, y si es que esto no es así, la memoria, que es la que tiene aquí la palabra, dice esto: no.) ... Y SE ENTIENDE QUE, durante los años de mis estudios universitarios en la ciudad, los lugares que mucho antes habían sido para mí lugares silenciosos, como los puestos de leche junto a las carreteras, los graneros y los armazones de madera para guardar el heno y sobre todo las diminutas cabaña

Cuentos romanos, Jhumpa Lahiri

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  La frontera Después de comer, el padre se lleva a las niñas a la playa y la madre se queda sola en casa. Se fuma un cigarrillo, tumbada, concentrada y toma notas en su cuaderno. Un día las niñas pasan horas cazando los grillos que saltan en la hierba. Intentan atraparlos. Consiguen meter un par en un frasco con pedazos de tomates robados de la ensalada de los padres. Los transforman en mascotas, hasta les ponen nombres. Al día siguiente los grillos han muerto asfixiados en el tarro, y las niñas lloran. Los entierran debajo del ciruelo y ponen encima unas flores silvestres. ... La escalinata 1. La madre La madre contempla de nuevo el cielo y se siente en cierto modo próxima a su hijo. Piensa: vayamos donde vayamos, los elementos del firmamento -luna, sol, estrellas, viento, lluvia- permanecen invariables. También su hijo lejano puede verlos.

Mateo perdió el empleo, Gonçalo M. Tavares

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  Anna tenía que tratar algunos asuntos y Mateo era indispensable. Están ahora en uno de los últimos pisos, ya sentados frente a un funcionario. Este, dadas las circunstancias, derrochaba una simpatía tan excesiva que se derramaba por el suelo, desperdiciándose. Alguien la barrería y a nadie más le serviría. Notas sobre Mateo perdió el empleo (Epílogo) 1 Estamos locos porque tenemos tiempo: las funciones y la necesidad guardan unos minutos entre una exigencia y la exigencia siguiente. Nos hemos vuelto locos por el tedio, pero también por un exceso de preguntas. 2 La interrogación es esencial. 5 Volver a casa es fácil, basta con no equivocarse de camino. Lo difícil es no volver a casa: lo que necesitas es no querer reconocer, de nuevo, el camino. 6 Baumann 9 Por ejemplo, si el alumno quiere suicidarse siempre puede tirarse por la ventana, pero en este caso caería sobre el mal olor, sobre cosas que asquean, y el suicidio nunca quiere caer sobre cosas asquerosas, lo que quiere es caer sob

Ensayo sobre el día logrado, Peter Handke

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  Sí, para mí el día logrado no es como todos los demás; para mí quiere decir más. El día logrado es más. Es más que una «observación lograda», más que una «jugada de ajedrez lograda» (incluso más que una partida entera lograda), que «una primera ascensión lograda, en invierno», algo distinto de una «fuga lograda», una «operación lograda», una «relación lograda», una «cosa lograda», sea la que fuere; además es independiente de la pincelada lograda o de la frase lograda, y ni siquiera tiene nada que ver con aquel «poema logrado en una sola hora, ¡después de haber estado esperando una vida entera!». El día logrado no se puede comparar con nada. Es único en su especie. ... De hecho hay una canción que podría llamarse así. La canta Van Morrison, «mi cantante» (o uno de ellos), y en realidad no se llama así, el nombre lo toma de un pequeño pueblo americano, sin ningún interés, por otra parte, y cuenta, sí, imágenes de un viaje en coche un domingo—un día en el que lograr el día parece aún má

Ensayo sobre el jukebox, Peter Handke

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Luego, por la noche, en Tokio la gente, al subir las escaleras de la estación, había estado pasando por encima de los que estaban tumbados aquí y allá, y luego, más tarde aún, de nuevo en una zona de templos, un borracho se había parado delante del humo de un altar, había estado rezando y luego, dando tumbos, había seguido andando. ... Así, una Nochebuena él había llegado a Anchorage y, después de la misa del gallo, donde luego, delante de la puerta de la pequeña iglesia de madera, entre todos los desconocidos, incluido él, reinaba una extraña alegría, se fue todavía a un bar. En medio de la tenue luz y del barullo de los borrachos, unto a los destellos del jukebos, como única figura tranquila, vio a una india. Ella se había vuelto hacia él -su rostro, grande, orgulloso, incluso burlón-, y esta fue la única vez que él bailó con alguien a los golpes sordos de un jukebos. Incluso los que normalmente estaban dispuestos a la riña los esquivaban, como si aquella mujer, joven como era, o más

Berta Isla, Javier Marías

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  Parte II Capítulo 10  Nada pesa sin misterio, sin bruma, y nos encaminamos hacia una realidad sin tinieblas, casi sin claroscuros. Todo lo conocido está destinado a engullirse y a trivializarse, a toda prisa, y por lo tanto a carecer de verdadera influencia. Lo que es visible, lo que es espectáculo del dominio público, eso jamás cambia nada. El molde no ha variado un ápice, en contra de lo que la gente cree, porque hace un par de años tres astronautas pisaran la Luna. Todo sigue idéntico después de eso, qué diferencia ha supuesto para la vida de nadie, no digamos para el funcionamiento y la configuración del universo. Hasta se retransmitió por televisión la hazaña, he ahí la prueba de su definitiva irrelevancia. Lo decisivo jamás se muestra, ni siquiera se comunica, o no en su momento; al contrario, se esconde y se silencia siempre, o durante muchísimo tiempo: si acaso se cuenta cuando ya no interesa, cuando es pasado remoto, y a la gente el pasado le trae sin cuidado, cree que no le

Ensayo sobre el cansancio, Peter Handke

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  De cómo el insomne está tumbado hasta el alba, hasta la pálida luz que para él significa la condenación, una condenación que va más allá de uno mismo, en su infierno de insomnio, que alcanza a la totalidad del ser humano, un ser fracasado que se encuentra en un planeta que no es el suyo. ... Y luego siguen todavía sentados un rato, vueltos los unos hacia los otros, en un ligero cansancio, y conversan, sin hacer chistes, sin enfadarse, sin levantar nunca la voz, sobre sus familias, casi exclusivamente sobre esto, o bien—y con qué paz— sobre el tiempo—nunca sobre un tema que no sea uno de estos dos—; una conversación que luego pasa al reparto del trabajo para la tarde. ... En estas horas, después de escribir, yo era un ser intocable… intocable en mi interior, como si estuviera en un trono, aunque estuviera en el rincón más apartado. «¡ No me toques!» Y en el caso de que el orgulloso con su cansancio se dejara tocar, era como si esto no hubiera ocurrido. ... o bien quisiera yo simplemen