Ensayo sobre el loco de las setas, Peter Handke

 



Y en relación con esto también acabo de recordar que mi loco de las setas, de niño, también se imaginaba—aunque solo por momentos o quizás fuera una única vez— que tenía el poder de hacer magia. Creía sentir una fuerza mágica en su interior, en sus músculos, que en aquel momento se convertían en un único músculo: el músculo mágico. ¿Y cómo o qué era lo que quería hechizar o encantar? A sí mismo. ¿Y de qué manera? ¿Y para transformarse en qué? Lo que él quería, apretando todos sus músculos con todas sus fuerzas, era hacerse desaparecer, hacerse desaparecer ante los ojos de todos. Desaparecer ante los ojos de todos y, al mismo tiempo, seguir estando. No «estando allí», en aquel mismo lugar—eso no—, sino más bien seguir estando presente, más presente todavía, y además despertando el asombro de todos.



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