Entradas

Mostrando entradas de julio, 2022

Me acuerdo, Georges Perec

Imagen
Me acuerdo de los fulares de seda hechos de tela de paracaídas. ...  Me acuerdo de cuando me dejaban castigado en el colegio. ...  Me acuerdo de que en Un mendigo original, había dos perros; uno de ellos se llamaba «Get out of it» y el otro, «You too». ...  Me acuerdo de que, antes de la guerra, Jean Gabin tenía que morir, por contrato, al final de todas sus películas. ...  Me acuerdo de cuando volvíamos de vacaciones, el 1 de septiembre, y de que todavía quedaba por delante un mes entero sin colegio. ...  Me acuerdo del canguelo que tenía—en el internado— de que me enceraran la polla. ...  Me acuerdo de que Carette murió porque llevaba una camisa de nailon y se quedó dormido mientras fumaba un cigarrillo[ ...  Me acuerdo de que el doctor Spock fue candidato a la presidencia de los Estados Unidos. ...  Me acuerdo de que el día después de la muerte de Gide, Mauriac recibió este telegrama: «El infierno no existe. Suéltate el pelo. Stop. Gide». ...  Me acuerdo de que el gendar

El viaje de invierno, Georges Perec

Imagen
Transcurría la última semana de agosto de 1939, mientras los rumores de la guerra invadían París, cuando un joven profesor de letras, Vincent Degraël, fue invitado a pasar unos días en los alrededores de Havre, en una propiedad que pertenecía a los parientes de uno de sus colegas, Denis Borrade. En la víspera de su partida, mientras recorría la biblioteca de sus anfitriones en busca de un libro de esos que uno se promete leer después de otras lecturas y que generalmente no se tendrá tiempo más que para hojear en un rincón cerca de la luz, poco antes de ser el cuarto en el bridge, Degraël encontró un delgado volumen titulado El viaje de invierno, cuyo autor, Hugo Vernier, le era absolutamente desconocido; sin embargo, las primeras páginas le causaron tal impresión que apenas tomó un momento para disculparse con su amigo y sus familiares antes de subir a su habitación a leer el libro.

Borges y la memoria, Rodrigo Quian Quiroga

Imagen
 6. Dónde están los recuerdos Penfield dijo haber quedado entre incrédulo y maravillado la primera vez (en 1933) que un paciente reviviera su pasado, como en una película, al estimular el lóbulo temporal. Por ejemplo, una paciente dijo que le venía el recuerdo de estar en la cocina de su casa escuchando la voz de su hijo que jugaba afuera. Era consciente de los ruidos de la vecindad, de los autos que pasaban y de que éstos eran un peligro para su hijo. Otro paciente escuchaba una melodía al estimular una determinada área del cerebro. Penfield repitió la estimulación treinta veces y el paciente siempre repetía la misma melodía a partir del mismo punto. ...  Pero lo más interesante sucedió al estimular el lóbulo temporal (puntos 11, 12, 17 y 18): Punto 11 [reporta el paciente]: «Escuché algo, no sé qué fue». Punto 11 [repitió la estimulación Penfield, sin avisar al paciente]: «Sí, creo que escuché a una madre llamando a su hijo en algún lugar. Parecía ser algo que pasó hace a

Infocracia, Byung-Chul Han

Imagen
El régimen de la información ...  Los influencers son venerados como modelos a los que seguir. Ello dota a su imagen de una dimensión religiosa. Los influencers, como inductores o motivadores, se muestran como salvadores. Los seguidores, como discípulos, participan de sus vidas al comprar los productos que los influencers dicen consumir en su vida cotidiana escenificada. De ese modo, los seguidores participan en una eucaristía digital. Los medios de comunicación social son como una Iglesia: el like es el amén. Compartir es la comunión. El consumo es la redención. La repetición como dramaturgia de los influencers no conduce al aburrimiento y a la rutina. Más bien le da al conjunto el carácter de una liturgia. Al mismo tiempo, los influencers hacen que los productos de consumo parezcan utensilios de autorrealización. De esa manera, nos consumimos hasta la muerte, mientras nos realizamos hasta la muerte. El consumo y la identidad se aúnan. La propia identidad deviene en una me

Serotonina, Michel Houellebecq

Imagen
El amor en el hombre es, por tanto, un fin, una realización y no, como en la mujer, un comienzo, un nacimiento; he aquí lo que se debe considerar. ...  Mi reacción era sin duda irracional, ella era veinte años más joven que yo, todo inducía a creer que me sobreviviría, pero eso es algo que el amor incondicional precisamente tiende a ignorar y francamente incluso a negar, el amor incondicional se construye sobre esta imposibilidad, esta negación, y tanto si es validada por la fe en Cristo como por la creencia en el programa de inmortalidad, Google influye muy poco llegados a este punto, en el amor incondicional el ser amado no puede morir, es inmortal por definición, el realismo de Yuzu era el otro nombre del desamor, y esta deficiencia, esta falta de amor tenía un carácter definitivo, en una fracción de segundo ella acababa de salir del marco del amor romántico, incondicional, y había entrado en el de la conveniencia, y desde aquel momento supe que se había acabado, que nue