Borges y la memoria, Rodrigo Quian Quiroga



 6. Dónde están los recuerdos

Penfield dijo haber quedado entre incrédulo y maravillado la primera vez (en 1933) que un paciente reviviera su pasado, como en una película, al estimular el lóbulo temporal. Por ejemplo, una paciente dijo que le venía el recuerdo de estar en la cocina de su casa escuchando la voz de su hijo que jugaba afuera. Era consciente de los ruidos de la vecindad, de los autos que pasaban y de que éstos eran un peligro para su hijo. Otro paciente escuchaba una melodía al estimular una determinada área del cerebro. Penfield repitió la estimulación treinta veces y el paciente siempre repetía la misma melodía a partir del mismo punto.
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Pero lo más interesante sucedió al estimular el lóbulo temporal (puntos 11, 12, 17 y 18):
Punto 11 [reporta el paciente]: «Escuché algo, no sé qué fue».
Punto 11 [repitió la estimulación Penfield, sin avisar al paciente]: «Sí, creo que escuché a una madre llamando a su hijo en algún lugar. Parecía ser algo que pasó hace años… Era alguien en la vecindad donde vivo».
Punto 12: «Escuché voces a lo largo del río en algún lugar. Una voz de hombre y otra de mujer que llamaban. Creo haber visto el río».
Punto 17: «Tuve una memoria familiar. Estaba en una oficina en algún lugar. Pude ver los escritorios. Alguien me llamaba, un hombre apoyado en su escritorio con un lápiz en la mano».
[Penfield le avisa que va a estimular pero no lo hace]: «Nada».
Punto 18 [en la cara inferior del lóbulo temporal. Estimula Penfield sin avisar]: «Tuve un breve recuerdo. Una escena en una obra —estaban hablando y yo pude verlo—, lo estaba viendo en mi memoria».

7. Mentes prodigiosas

En 1887 el psiquiatra inglés Langdon Down dio una serie de charlas en la Sociedad de Medicina de Londres. En una de ellas describió el síndrome de retardo en el desarrollo mental que lleva su nombre. En estas charlas también presentó 10 casos como el de Raymond Babbitt a los que llamó «idiots savant» (idiotas eruditos), poniendo de manifiesto el notorio contraste entre las deficiencias y las genialidades de estas personas. Langdon Down describió, por ejemplo, el caso de un chico que podía repetir de memoria la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, de Edward Gibon. Sin embargo, Down llamaba a este talento «adhesión verbal»: la capacidad de repetir algo de memoria pero sin llegar a entender su contenido; memoria sin conciencia. Al igual que Shereshevskii o Ireneo Funes, uno de los rasgos principales de los savants es su increíble memoria pero con un marcado déficit en cuanto a razonamientos generales o abstractos.

9. Percepción y memoria

Hay principalmente dos tipos de agnosia debidas a distintos tipos de lesiones cerebrales: la agnosia perceptiva y la agnosia asociativa. Los pacientes que sufren de agnosia perceptiva no pueden ver los objetos como un todo, sólo perciben detalles (por ejemplo, el peinado de Einstein) pero sin llegar a integrarlos, sin llegar a generar la «Gestalt», a captar la esencia de la figura. Por otro lado, los pacientes que sufren de agnosia asociativa perciben los objetos pero no pueden asociarlos con un significado. En otras palabras, no pueden contrastar el objeto que observan con la memoria que tienen de éste y por lo tanto no llegan a reconocerlo. Pueden de hecho copiar sin problemas un dibujo, su percepción visual está intacta, pero no pueden decir de qué se trata. Los casos de agnosia asociativa son entonces una clara evidencia de la sustancial relación que hay entre percepción y memoria.

11. La neurona de Jennifer Aniston

A partir de este ejemplo, y de muchos otros con resultados similares, queda claro que las neuronas en el lóbulo temporal medio responden a estímulos visuales. Pero ahora la pregunta es si la neurona de la figura anterior respondió a Maradona en sí mismo o a algún detalle de esta foto en particular. Por ejemplo, la neurona podría haber respondido al color verde del césped, lo que sería en principio razonable (aunque decepcionante) considerando que existen neuronas en áreas visuales de monos que responden a colores. También podría haber respondido a los colores de la camiseta argentina, a la percepción de movimiento en la postura de Maradona o, sin ir más lejos, a la pelota. ¿Cómo podemos entonces demostrar que la neurona responde a Maradona y no a alguno de estos detalles? Muy simple, mostramos varias fotos de Maradona (en distintos ambientes, con distintos colores de fondo, distinta postura, vestimenta, etcétera) y vemos si la neurona responde a todas las fotos por igual (es decir al concepto) o sólo a esa foto en particular. Efectivamente, la neurona respondió al concepto.
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H. M. no era capaz de formar nuevos recuerdos pero podía reconocer a distintas personas y objetos. Por lo tanto, a partir de H. M. sabemos que el hipocampo no es necesario para el reconocimiento visual. También sabemos que no es el área en la que se almacena la memoria, ya que H. M. tenía recuerdos anteriores a la cirugía. ¿Qué es entonces lo que hace el hipocampo? ¿Qué hacen neuronas como la de Jennifer Aniston? Ni percepción ni memoria; el hipocampo hace la conexión entre ambas. Si veo una foto de Jennifer Aniston en una revista, no necesito de la neurona de Jennifer Aniston para reconocerla (algo que hacen las neuronas en la corteza temporal inferior), pero sí necesito esa neurona para poder transformar esta percepción en una memoria y recordar en el futuro haber visto la foto de Jennifer Aniston en la revista. Neuronas como la de Jennifer Aniston contribuyen a la abstracción de conceptos que usamos para guardar recuerdos. Y si estas neuronas están involucradas en la formación de nuevos recuerdos, entonces tiene mucho sentido que codifiquen conceptos, ya que en general tendemos a recordar personas, hechos y lugares genéricos, olvidando la gran mayoría de los detalles que forman parte de esas situaciones.
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Si un amigo me presenta a su novia, llamémosle Clara, los asociaré a ambos a través del disparo de neuronas en el hipocampo. Esto es también la base de las memorias episódicas (memorias de eventos) que viéramos en los capítulos anteriores. Si encontré a mi amigo y a su novia en el cine viendo Hasta el fin del mundo, entonces alguna de las neuronas que respondan a ellos también responderán a la película, como para poder asociar estos conceptos y recordar el episodio. Pensar es justamente abstraer, asociar conceptos, crear relaciones y categorías. Estas asociaciones son las que nos ayudan a afianzar y evocar recuerdos. Quizás un tiempo después no pueda acordarme del nombre de la novia de mi amigo, pero recordaré haberlos encontrado en el cine viendo Hasta el fin del mundo y posiblemente evocaré su nombre a partir de recordar el parecido que tiene con el nombre de la protagonista de la película: Claire. Estas ideas no son algo nuevo; William James ya decía a fines del siglo XIX que los recuerdos se afianzan a través de asociaciones:
Si no tenemos una idea determinada, tenemos otras ideas conectadas a ésta. Repasamos todas estas ideas, una tras otra, con la esperanza que de alguna de ellas sugerirá la idea que estamos buscando; y si alguna de ellas lo hace, es siempre una tan conectada con ésta que la evoca a través de una asociación… El «secreto de una buena memoria» es entonces el secreto de formar diversas y múltiples asociaciones con el hecho que queremos recordar.

12. Claves del pensamiento

Distintos niveles de categorización generan distintas interpretaciones y es justamente el significado que damos a las cosas lo que representan las neuronas del hipocampo. 

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