Donde descansan las flores, Sara Búho

 


Raíz

Lo que has amado en la infancia qué difícil desquererlo sin desquererse también.
La miel

Aprenderás a tirar la toalla y encontrarás la victoria en la paz de acortar la distancia física y alargar la distancia que existe entre tu corazón y todo ese dolor que no te pertenece.
Interrogatorio al futuro

¿Dejaré de sentirme sola? ¿Aprenderé a estar en algún lugar? ¿Dejará de pesar el pasado, el presente o al menos el futuro? ¿Encontraré lo que busco? ¿Sabré algún día lo que quiero? ¿Decepcionaré? ¿Me querrán? ¿Cargaré siempre con este miedo? ¿Huiremos otra vez? ¿Estaré siempre triste? ¿Tendremos algún sueño? ¿Es culpa nuestra? ¿Seremos capaces? ¿Sabremos sostener la alegría? ¿Por qué duele tanto todo?
Piel, mirada, silencio

Estamos demasiado, demasiado tiempo.
Prejuicio

No soy un cruce confuso de miradas, ni una palabra malsonante entonada a contracorriente. No soy lo que puede que sea, ni soy una frase suelta, ni un juicio sólido pronunciado en tiempos líquidos. No soy un momento, ni dos días desconectados. No soy quien fui cuando me conociste ayer porque ni siquiera soy quien seré mañana. No soy lo que pienso ni lo que digo ni lo que hago justo ahora. Ni soy tan mala ni tan buena. No somos momentos, somos contextos de cientos de miles de universos que nos habitan. Así que si tengo que ser algo, seré algo roto o descosido que pasará la vida disfrutando de su propia reparación. Que pasará la vida aprendiendo a confeccionarse y a reparar, a veces con más talento y otras con menos. Pero no, no soy nada definitivo, no me tomes tan enserio; que yo trataré de hacer lo mismo con esos momentos tuyos que sé que son demasiado pequeños como para que no pueda ver más allá.
Quebranto

Crecer es vencerse hasta declararse la paz,
Fuerte, cristalina

No soy tristeza aunque a veces esté triste. No soy soledad, tenías razón, no eras tú mi soledad. Era yo mi abandono.
Los malos

Habrá quien se beneficie de la bondad y el silencio. Qué poder más frágil.
Emocional

Por ser emocional se me eriza la piel cuando hundo mis manos en la arena de la playa. Los atardeceres no pasan desapercibidos, me los llevo todos clavados en la retina. También las tormentas, el verde de los chopos y su vertical desnudez cuando se desvisten en invierno. Recuerdo todos los colores de las hojas cuando tornan otoño y retengo el sonido cuando crujen bajo la suela de mis zapatos. Prefiero un corazón ardiendo que corra el riesgo de consumirse, a una vida de puntillas sin la virtud o el placer que siento al recrearme en el olor de las páginas de un libro, o en el vértigo vencido al repasar capítulos de la propia memoria. Prefiero la nostalgia al presente insípido. Prefiero el dolor a la ignorancia de quien no reconoce sus matices. Ser muy emocional es un regalo, y pesa, pero también te ancla a la existencia en un plano privilegiado.
Donde descansan las flores

Hoy acaricio mi jardín con la ternura que siempre han merecido todas las personas que algún día fui, especialmente aquellas que desprecié.


Entradas populares de este blog

La salvación de lo bello, Byung-Chul Han 

Mendel el de los libros, Stefan Zweig