Caliente, Luna Miguel


«No me gusta pensar en la valentía, sino en la vulnerabilidad—reconoce el filósofo Paul B. Preciado en una entrevista concedida a Betevé—. Yo creo que lo que me ha salvado la vida es estar siempre del lado de mi fragilidad.»
...
Dice Preciado que él escribe filosofía para los débiles, pues a su parecer la vulnerabilidad es sinónimo de disidencia, y la disidencia, de libertad.
...
A veces, cuando me acuesto con mi compañero, siento que me estoy vengando de otros hombres. Follar con él es vengarme de los que alguna vez me despreciaron o me manosearon sin consentimiento. La mayoría mueren ahogados entre mis manos cuando él se corre dentro de mí.
...
Hay palabras que son fármacos. Hay metáforas que son más poderosas que la propia imagen que evocan.
... 
«El amor no es un sentimiento, sino una tecnología de gobierno de los cuerpos, una política de gestión del deseo que captura la potencia de actuar y de gozar de dos máquinas vivas, y las pone al servicio de la reproducción social.» Lo sentencia así el filósofo Paul B. Preciado en una columna titulada «Happy Valentine» que cada 14 de febrero vuelve a viralizarse desde su primera aparición en 2015, en el diario Libération. Preciado, defensor de la vulnerabilidad como un estado desde el que pensar mejor, asegura en este texto que solo desde que dejó de creer en el amor—o al menos en un amor infantilizante, opresivo, atravesado por el pensamiento heterosexual— se había sentido «preparado para amar: de forma finita, inmanente, anormalmente». La columna narra una cena con los amigos del autor en la que el resto de los invitados se compadecen cuando él les comunica que ya no iba a convivir con la que llevaba muchos años siendo su pareja. Como si la separación fuera un fracaso en lugar de una postura política. Como si el adiós no pudiera ser un gesto emancipador para ambos, conscientes de que, en realidad, para conservar el profundo cariño que se profesaban lo que debían hacer era salvarlo—salvarse— de la institución de la pareja. Preciado arremete entonces contra Platón: lo llama embaucador. Contra san Valentín: un criminal. Contra san Pablo: un mero publicista. Después se pregunta: «¿Un alma cortada en dos mitades que luego se encuentran? ¿Y si en lugar de ser cortada simétricamente, 
el alma se corta en dos trozos desiguales? ¿Y si en lugar de en dos mitades, se divide en 12.568 pequeños fragmentos? [...] ¿Y si el alma es indivisible? ¿Y si no hay alma?».
... 
Una noche en la que él me dio a leer nuevos fragmentos de la novela que estaba acabando de escribir, y cuyas páginas dedicaba a su nuevo amor, los celos me asaltaron levemente, y volvieron a mi cabeza unos versos de Juan Carlos Mestre con los que siempre me había jurado que decoraría mi hipotético discurso para pedir el divorcio. «Cada amor que termina es un cementerio de abrazos»,
... 
Separarse con amor es un arte que precisa mucho entrenamiento. Lo dice Coral Herrera en Mujeres que ya no sufren por amor. Según ella, es el masoquismo romántico lo que nos mantiene en relaciones que no nos hacen felices, lo que nos vuelve cobardes, posesivos, incapaces de escucharnos, de cuidarnos, de amplificar los nuevos horizontes de nuestra relación. Para entender la independencia del cuerpo amado, para calmarnos ante su posible pérdida, esta imagen de la filósofa Simone Weil puede resultar útil: «Los seres que amo son criaturas. Son nacidas del azar de un encuentro entre un padre y una madre. Mi encuentro con ellos también es un azar. Ellos se irán. Cometen actos que combinan el bien y el mal. Lo sé desde lo más profundo de mi corazón y no los amo menos».


Entradas populares de este blog

La salvación de lo bello, Byung-Chul Han 

Mendel el de los libros, Stefan Zweig