Un domingo que no recuerdo, Aliocha Coll


Estás en la puerta del teatro. Haces una foto desde el pasillo que da acceso a la platea. Dentro están preparando los instrumentos para un concierto de domingo, o al menos eso parece. 
De repente, no sabes de donde ha salido, aparece el actor. Te pregunta que haces allí parado, que el teatro está cerrado. 
-Hago una foto para recordar Madrid cuando ya no este
-¿Adónde vas, qué  ha pasado para que no estés y tengas que recordarlo? 
-No tengo trabajo, no puedo pagar el alquiler, mi mujer me ha dejado, tengo un hijo de 17 años al que no puedo sujetar, a mi padre le han detectado un cáncer de vejiga y comienza la químio en un mes. 
El actor se queda mirando la gran lámpara que cuelga del techo. Intenta buscar las palabras para acotar el momento. 
-Puedo ayudarte
-No sabría cómo. El mal existe en un momento dado y se muestra de golpe. Es como si estuviera dormido o en el limbo y cuando ve la oportunidad salta a escena a mostrarse por completo. 
-Necesito un ayudante, alguien que me diga qué está bien y que está mal en estos años. 
-No entiendo. 
-Cuando lo tienes todo a una avanzada edad como la mía, todas las noches piensas que eso no puede ser todo. La vida no puede ser incluso lo que has querido y te hace feliz porque a pesar de todo sientes nostalgia del pasado. No por lo viejo que eres, en eso el cerebro juega a tu favor y adormece ciertas partes que te pueden hacer daño. Es por sentir que el futuro va a ser lo mismo y no has llegado a adivinar que hay de verdad en todo lo que has vivido. 
-Pero usted ha tenido una gran vida si llamamos buena vida a hacer lo que te gusta y a recibir el cariño de los demás y a haber disfrutado de eso que llamamos el amor. 
-Puede ser que lleves razón. Aún así me cambiaría por un joven de 15 años para el que el mundo es nuevo. 
-Usted prefiero lo nuevo y desconocido a lo sabio y viejo. 
-Yo y todos. Que no te engañen. Lo nuevo es inesperado casi siempre y por tanto más sabio que lo viejo. Lo nuevo es limpio y lo limpio a su vez es enérgico y vivo. Cuanto más aprendes más pierdes. Por ejemplo, yo ahora podría recitarte fragmentos de Shakespeare de muchas de sus obras, me las he repetido mil y una veces, pero nada se asemeja al momento en que lo descubrí. Partir de lo desconocido hacia algo siempre es más interesante e intenso que hallar lo que buscas. 
-¿Me está diciendo que abandonaría todo lo que tiene por ser nadie y estar ante una vida nueva?
-Si, y es lo que tu también estás buscando cuando decidiste entrar a hacer la foto. Buscar algo nuevo que fulmine todo el recuerdo que tenías hasta ahora de estos años. ¿Te interesa entonces mi propuesta? 
-Pero yo no sé en qué podría ayudarlo. 
-Justo por eso te necesito, para que me enseñes todo lo que los demás que me rodean ya han olvidado. 
-Me está tomando el pelo, ¿cierto? 
-Jamás. Has entrado aquí porque la entrada a este teatro es algo nuevo en ti. Eso quiero yo. Una puerta nueva en mi vida. 
Al momento, llegó un ayudante y le colocó un micrófono en la chaqueta y le dijo algo sobre que todo estaba listo para ensayar las últimas hojas. 
-Te espero cuando acabe la función. No te vayas o habremos perdido los dos esta parte final de todo. 
Entró con su ayudante por la puerta que daba acceso a la platea y una cortina, levemente se lo llevó hacia el fondo del teatro. 
Afuera comenzó a llover de manera sigilosa, como un trotar de caballos que se acercaban lentamente. 

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