Las muertas, Jorge Ibargüengoitia




Dice que sufría mucho. Que no sabía si creer lo que decía la gente: que Humberto era un hombre malo, o lo que le decía su corazón: que no podía ser malo uno que era tan cariñoso.
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Se despidieron y el capitán Bedoya se fue lo más pronto que pudo al Casino. La noticia, como es natural, causó consternación . Dice la Calavera que Arcángela recriminó a Serafina:
—Por egoísta , por buscar nomás tu venganza —parece que le dijo— nos hundiste.
Serafina contestó:
—¿ Qué culpa tengo de haber nacido apasionada?
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«… que no tiene la menor duda de que el capitán Bedoya era amasio de Serafina Baladro y de que a veces dormía con ella, ya que en varias ocasiones la declarante sirvió la mesa del comedor y vio cómo el susodicho capitán se quitaba el cinturón después de cenar…» 

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