Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2023

Mañana y tarde, Jon Fosse

Imagen
II  ...aquí se sentaba él y frente a él se sentaba Erna, piensa Johannes, y agarra el paquete de tabaco y se lía un cigarrillo, un cigarrillo de buen tamaño, y coge la cajita de cerillas y se enciende el cigarrillo y le da una buena calada y otra y por cada calada que da suele notar cómo el tabaco se le extiende por los brazos y las piernas, cómo le sosiega o algo así, no sabría cómo expresarlo, piensa Johannes, pero hoy no nota nada y mira que es raro, porque de toda la vida le pasa que hasta que no se fuma unos cuantos cigarrillos, es como si no entrara del todo en la vida, piensa Johannes, y con el cigarrillo en la boca se levanta y coge la cafetera, se acerca a la pila, abre el grifo, echa agua, vuelve a cerrar el grifo y luego coloca la cafetera sobre la placa de la cocina y la enciende, y se queda mirando la cafetera, tan brillante y tan bonita, y se le viene a la cabeza un señuelo de pesca, tan brillante y tan bonito, y eso de que el señuelo no se hundiera aquel día que Peter y

La cara de la desgracia, Juan Carlos Onetti

Imagen
Al atardecer estuve en mangas de camisa, a pesar de la molestia del viento, apoyado en la baranda del hotel, solo. La luz hacía llegar la sombra de mi cabeza hasta el borde del camino de arena entre los arbustos, que une la carretera y la playa con el caserío. La muchacha apareció pedaleando en el camino para perderse en seguida detrás del chalet de techo suizo, vacío, que mantenía el cartel de letras negras, encima del cajón para la correspondencia. Me era imposible no mirar el cartel por lo menos una vez al día; a pesar de su cara castigada por las lluvias, las siestas y el viento del mar, mostraba un brillo perdurable y se hacía ver: Mi descanso. Un momento después volvió a surgir la muchacha sobre la franja arenosa rodeada por la maleza. Tenía el cuerpo vertical sobre la montura, movía con fácil lentitud las piernas, con tranquila arrogancia las piernas abrigadas con medias grises, gruesas y peludas, erizadas por las pinochas. Las rodillas eran asombrosamente redondas, terminadas,

Pedro Páramo, Juan Rulfo

Imagen
▪ »Antes de que amaneciera un mozo de la Media Luna vino a decir: »—El patrón don Pedro le suplica. El niño Miguel ha muerto. Le suplica su compañía. »—Ya lo sé —le dije—. ¿Te pidieron que lloraras? »—Sí, don Fulgor me dijo que se lo dijera llorando. »—Está bien. Dile a don Pedro que allá iré. ¿Hace mucho que lo trajeron? »—No hace ni media hora. De ser antes, tal vez se hubiera salvado. Aunque, según el doctor que lo palpó, ya estaba frío desde tiempo atrás. Lo supimos porque el Colorado volvió solo y se puso tan inquieto que no dejó dormir a nadie. Usted sabe cómo se querían él y el caballo, y hasta estoy por creer que el animal sufre más que don Pedro. No ha comido ni dormido y nomás se vuelve un puro corretear. Como que sabe, ¿sabe usted? Como que se siente despedazado y carcomido por dentro. »—No se te olvide cerrar la puerta cuando te vayas. »Y el mozo de la Media Luna se fue». —¿Has oído alguna vez el quejido de un muerto?, —me preguntó a mí. —No, doña Eduviges. —Más te vale. ▪

El libro de arena, Jorge Luis Borges

Imagen
  El otro Antes, él había repetido con fervor, ahora lo recuerdo, aquella breve pieza en que Walt Whitman rememora una compartida noche ante el mar, en que fue realmente feliz.—Si Whitman la ha cantado—observé— es porque la deseaba y no sucedió. El poema gana si adivinamos que es la manifestación de un anhelo, no la historia de un hecho. Se quedó mirándome.—Usted no lo conoce—exclamó—. Whitman es incapaz de mentir. El Congreso He notado que los viajes de vuelta duran menos que los de ida, pero la travesía del Atlántico, pesada de recuerdos y de zozobras, me pareció muy larga. Nada me dolía tanto como pensar que paralelamente a mi vida Beatriz iría viviendo la suya, minuto por minuto y noche por noche. There Are More Things Sentí lo que sentimos cuando alguien muere: la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado haber sido más buenos. El hombre olvida que es un muerto que conversa con muertos. ... Repetidas veces me dije que no hay otro enigma que el tiempo, esa infinita urdimb