14, Jean Echenoz


Durante los minutos siguientes, el Aviatik y el Farman se sobrevuelan, se cruzan, se evitan, se juntan hasta casi tocarse sin perderse de vista, trazando lo que serán las figuras principales de la acrobacia aérea —rizo, tonel, barrena, humpty-bump, immelmann—, cada cual buscando la finta al tiempo que el mejor ángulo de ataque para asegurarse una posición ventajosa a la hora de disparar. Charles se ha acurrucado en el asiento sujetando con firmeza la pistola con ambas manos, mientras que el observador enemigo, por el contrario, orienta incesantemente el cañón del fusil. Cuando Noblès lanza de pronto el avión hacia el cielo, el Aviatik lo sigue de cerca y se desliza debajo para ascender bruscamente virando y encarando de paso al Farman, en el que Charles queda ocultado por su piloto y por lo tanto sin posibilidad de actuar. Entonces brota un solo disparo del fusil de artillería: una bala atraviesa doce metros de aire a setecientos metros de altura y mil por segundo y penetra en el ojo izquierdo de Noblès para salir por encima de su nuca, detrás de la oreja derecha, y a partir de entonces el Farman, descontrolado, mantiene un momento su trayectoria para declinar en pendiente cada vez más vertical, y Charles, boquiabierto, por encima del hombro desplomado de Alfred, ve acercarse el suelo en el que va a estrellarse, a toda velocidad y sin más alternativa que su muerte inmediata, irreversible, sin sombra de esperanza, suelo actualmente ocupado por Jonchery-sur-Vesle, bonito pueblo de la región de Champaña-Ardenas, cuyos habitantes se denominan joncaviduliens.

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